Pensar de manera creativa

Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nóbel de Química, contaba una anécdota: en una ocasión, él recibió la llamada de un colega que estaba a punto de ponerle un cero a un estudiante debido a la respuesta que había dado al resolver un problema de física, a pesar de que el estudiante admitía que su respuesta era correcta. La pregunta del examen era: "Demuestre cómo es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro"


Sin embargo, el estudiante había respondido: “llevo el barómetro a la azotea y le ato una cuerda muy larga. Lo descuelgo hasta la base del edificio, marco y mido. La longitud de la cuerda es igual a la altura del edificio”. El estudiante había planteado un serio problema al resolver el ejercicio, porque había respondido al pregunta correcta y completamente. Pero, esta respuesta no demostraba su dominio de los conceptos teóricos que el maestro quería evaluar...


Sir Ernest Rutherford sugirió que se le diera al alumno otra oportunidad. Y se le concedieron seis minutos para que respondiera la misma pregunta, pero esta vez con la advertencia de que, en la respuesta, debía demostrar sus conocimientos de física.

Rutherford contaba: “habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunté si no sabía la respuesta, pero me contestó que tenía muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas”.


En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: “tomo el barómetro y lo lanzo al suelo desde la azotea del edificio, calculo el tiempo de caída (t) con un cronómetro. Después utilizo el tiempo de caída y la constante de aceleración para calcular la altura del edificio”.
El maestro no tuvo otra opción que darle la nota más alta a pesar de que esta respuesta tampoco ilustraba la teoría en cuestión. Al salir de la sala de clase, Rutherford le preguntó al joven qué otras respuestas tenía...

Bueno, respondió el estudiante, "hay muchas maneras, por ejemplo, tomas el barómetro en un día soleado, mides su altura y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.


También puedes tomar el barómetro y marcar en la pared su altura una y otra vez hasta que llegues a la azotea. Al final multiplicas la altura del barómetro por el número de marcas que hiciste y ya tienes la altura del edificio. Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento más sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio"


En fin, concluyó, existen muchas formas más de hacerlo. Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear la casa del conserje del edificio y cuando abra, decirle: “Señor conserje, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo”.


En este momento de la conversación,  explicó Rutherford, le pregunté si no conocía la respuesta convencional al problema y que consistía en medir la presión atmosférica en el punto más bajo, luego en el más alto, y calcular su altura de esta manera.
Evidentemente, el estudiante afirmó que la conocía pero que "durante sus estudios, sus profesores habían querido enseñarle a pensar creativamente y eso era lo que él quería hacer".


El estudiante se llamaba Niels Bohr, quien obtuvo el Premio Nóbel de Física en 1922 porque fue el primero que propuso un modelo compuesto por un núcleo del átomo con protones, neutrones y los electrones que lo rodean. Además, fue uno de los pioneros de la teoría cuántica.

Aprender a pensar creativamente y entender que puede haber cientos de soluciones para un mismo problema es una gran muestra de un desarrollado nivel de inteligencia. No siempre 1+1 = 2
La creatividad es algo que todos podemos desarrollar, cuando nos atrevemos a ser originales; cuando asumimos riesgos y agregamos un toque personal a lo que hacemos, evitando hacer lo que siempre se hace.


Niels Bohr
Físico danés que realizó importantes contribuciones para la comprensión de la estructura del átomo y la mecánica cuántica. Tras doctorarse en la Universidad de Copenhague en 1911, completó sus estudios bajo las órdenes de Ernest Rutherford. En 1916, Bohr comenzó a ejercer de profesor en la Universidad de Copenhague, accediendo en 1920 a la dirección del Instituto de Física Teórica.


Basándose en las teorías de Rutherford, publicó su modelo atómico en 1913, introduciendo la teoría de las órbitas cuantificadas, que en teoría mecánica cuántica consiste en que, en torno al núcleo atómico, el número de electrones en cada órbita aumenta desde el interior hacia el exterior. En su modelo, los electrones podían pasar de una órbita a otra, desde un orbital exterior a otro interior, emitiendo un fotón de energía, hecho sobre el que se sustenta la mecánica cuántica.


En 1922 recibió el Premio Nobel de Física por sus trabajos sobre la estructura atómica y la radiación. Basándose en este principio, se concluyó que la luz presenta una dualidad onda-partícula.


Amigo personal de Albert Einstein con quien trabajó en el Proyecto Manhattan, Bohr propuso la hipótesis de la gota líquida, teoría que permitía explicar las desintegraciones nucleares y en concreto la gran capacidad de fisión del isótopo de uranio 235.

Comentarios

Moicam (goocampos) ha dicho que…
Me gusto mucho esta nota, ciertamente cuando se da clases, se debe estimular la creatividad del estudiante (o de uno si es el caso), existen problemas y muchas veces la gente siempre sigue los pasos o las respuestas mayoritarias, y a veces personalizar nuestros metodos de solucionar problemas es la respuesta para estimular esa creatividad..
MaBlaVi ha dicho que…
La anécdota ciertamente no la escribí yo, pues es parte de lo que contó alguna vez Rutherford y quedó guardado en sus escritos. Sin embargo, me pareció muy interesante y estimulante debido a lo mucho que debemos aprender de los alumnos, y la retroalimentación que debiese existir. Me gustó, me llegó y acá está, gracias por tomarse el tiempo de leerla. Saludos
thEye33 ha dicho que…
Como el tema de los terremotos en Chile es MUY delicado y reciente te dejo un comentario sobre la creatividad;"La imaginación es más importante que el conocimiento" dijo Einstein, yo añado la navaja de Occam no tiene empuñadura...tu decides