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"La educación es
lo más importante que podemos legar a nuestros hijos” es la frase que a muchos
nos dijeron más de una vez. Y esto responde a un deseo de superación, de lograr
un mejor bienestar y porvenir, porque es a través de la educación donde las
personas podemos enfrentarnos con mayor seguridad y autoestima al mundo, surgir
económicamente, mejorar la calidad de vida y romper barreras como la
segregación o la pobreza.
La importancia de la educación es tan relevante como agente de cambio en el mundo actual, que no sólo promueve transferencia cultural sino que arrastra consigo el desarrollo de las economías, promueve movilidad social y es un garante de la democracia. Allí radica la importancia que ésta tiene no solo para un gobierno, sino el estado que invierte una buena cantidad de recursos en ella.
La educación es sin duda, uno de los principales focos de atención de las políticas públicas de cualquier país democrático, ya sea en vías de desarrollo y/o en desarrollo. Sin embargo, los recursos económicos no siempre son suficientes para satisfacer todas las demandas que la sociedad requiere…
A nivel institucional, el Ministerio de Educación -creado durante el gobierno del ex Presidente Eduardo Frei Montalva en 1927- es la entidad encargada de fomentar el desarrollo de la educación en todos sus niveles y sumisión es “asegurar un sistema educativo inclusivo y de calidad que contribuya a la formación integral y permanente de las personas y al desarrollo del país, mediante la formulación e implementación de políticas, normas y regulación, desde la educación parvularia hasta la educación superior” (Mineduc, 2019)
La educación escolar de calidad
El 29 de mayo de 2015, la entonces Presidenta Michelle Bachelet Jeria, promulgó la Ley Nº 20.845 de Inclusión Escolar que buscaba regular la admisión de los estudiantes, eliminando el financiamiento compartido y prohibiendo el lucro en establecimientos educacionales con aportes estatales. Sin duda, una de las transformaciones sociales más importantes en materia educacional.
Tras la promulgación de la Ley de Inclusión Escolar se inició la implementación gradual del Sistema de Admisión Escolar (SAE) desde el año 2016 en la región de Magallanes y Antártica Chilena buscando abarcar todas las regiones con la incorporación de la Región Metropolitana, este año.
Ante este hecho, en enero de 2019 el gobierno que encabeza el actual Presidente Sebastián Piñera Echeñique, ingresó el proyecto de perfeccionamiento del SAE “Admisión Justa” al Congreso, con el objetivo de introducir una serie modificaciones que apuntan a considerar el mérito académico de los alumnos al momento de postular, priorizar hijos de funcionarios y hermanos de alumnos de dicho establecimiento, así como estudiantes vulnerables y ex alumnos que quieran reingresar.
Un tema más de fondo
El tema es amplio, complejo y sensible. Hay muchos expertos que han dedicado años en abordar de la mejor manera posible la educación y muchos gobiernos han contribuido a construir lo que hoy tenemos como país en esta materia. Más allá de eso, y mientras los protagonistas tratan de llegar a un consenso sobre la admisión justa y su debate, así como sus diferencias ideológicas se transforman en noticia nacional, aparece de soslayo un problema más de fondo.
La pregunta que me hago es ¿Por qué hay un porcentaje de estudiantes que no pueden acceder al establecimiento de sus preferencias? ¿Por qué algunos establecimientos tienen una demanda mayor a sus plazas?
Obviemos del análisis a la educación privada que no es el foco de esta columna. Sin embargo, la educación pública y gratuita con calidad es aún es insuficiente para todas las familias y estudiantes que buscan acceder a ella. Pienso que si hubiesen decenas de liceos de excelencia repartidos en todo Chile, en cada región, en cada provincia y en comunas medianamente grandes, quizá las vacantes alcanzarían para todos aquellos que hoy no pueden pagar un colegio privado o cuyo porcentaje de alumnos fue asignado aleatoriamente por el SAE, porque no pudo acceder a uno de los establecimientos a los cuales postuló para estudiar.
No somos un país con una economía desarrollada, ni somos una potencia industrializada y ciertamente nuestros ingresos como país no permiten financiar todo lo que quisiéramos. La realidad es que hay una mayor demanda que la oferta educacional gratuita de excelencia existente y no alcanza para todos. Esto, necesariamente, genera exclusión y frustración en quienes no acceden al establecimiento educacional para el cual habían enfocado su esfuerzo y expectativas, manteniendo -a su vez- el problema de raíz.
Chile debe aspirar a tener liceos y colegios de excelencia gratuitos suficientes para la demanda existente hoy en día. El foco debe ser "equiparar la cancha" y disminuir la brecha entre la educación pública y la educación privada, así como de brindar mayores y mejores oportunidades a todos los escolares del país.
Y aunque las voluntades estén, necesariamente se requieren muchísimos recursos económicos del estado para ello e implica, también reformular las políticas públicas en esta materia así como de seguir avanzando en la senda de promover una educación de calidad para todos. Pienso que sólo así se podrá satisfacer y garantizar un acceso universal a la educación de calidad y ese es el gran desafío como país, es el gran desafío de todos los chilenos como sociedad.
Fuentes
Mineduc
Wikipedia
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