Este y otros antecedentes previos
que se han conocido en la prensa, permiten analizar desde el punto de vista de
la Responsabilidad Social y cómo en un contexto global, altamente sensible a
los temas ambientales, el
quehacer empresarial responsable hoy es
un imperativo ético.
Esto implica entonces que debe haber un equilibrio entre el ganancial
económico, pero también la mitigación del impacto ambiental considerando el
bienestar social. Es lo que se conoce como el Triple Bottom Line y es la esencia del desarrollo sostenible.
“No solo importa cuánto gano,
sino cómo lo gano” es la
premisa tácita que la comunidad exige de una empresa y de la cual hay expectativas
sociales, económicas y medioambientales. Una empresa hoy -independiente
de su tamaño y naturaleza- requiere y necesita ser validada por la comunidad
donde interactúa y esto implica
desarrollo económico, mejorar su calidad de vida y beneficio social, solo de
esta forma será bien acogida.
Para que esto sea posible, una empresa debe estar comprometida desde la
alta dirección y el gobierno corporativo. Se requiere que su ADN empresarial
considere la Responsabilidad Social como un valor identitario. En otras
palabras, una forma de hacer las cosas y no solo de obtenerlas.
Entonces cuando una empresa asume en su filosofía corporativa la
Responsabilidad Social implica prácticas responsables tanto en sus
procedimientos como en su modelo de gestión y estas se reducen a lo externo e interno.
La Responsabilidad Social se presenta así como una filosofía cuyo
quehacer, métodos y procesos son de carácter voluntario y a través de ella, se
gestionan impactos que las convierten en un referente sostenible del progreso y
compromiso con su entorno, tanto a nivel social como ambiental, tributando a la
organización de un intangible de gran valor: ser una empresa socialmente responsable.
Entonces, cuando se observan situaciones como la ocurrida recientemente
en Osorno y se está en el ámbito de la gestión de la Responsabilidad Social y
otros intangibles como la Comunicación, Reputación e Imagen es inevitable
analizarla y plantear con ello, una mirada crítica a la situación.
Pero aún más importante, es la empatía que se genera con las personas que
han sufrido pérdidas y efectos causados, donde la responsabilidad de fondo está
dada por un modelo de gestión cuestionable.
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