El uso de las tecnologías y la alfabetización digital requiere un aprendizaje para que el objetivo se cumpla. No solo implica tener acceso a la conectividad y al equipamiento, sino que saber utilizarlos.
Inmersos en la cuarta revolución industrial, llamada la era de las tecnologías e información, hoy Internet nos ofrece un mercado global ilimitado y una infinidad de oportunidades que podemos aprovechar y entonces los desafíos se plantean desde la academia, lo público y lo privado e implica aunar esfuerzos para aminorar esta brecha digital entre las personas acostumbradas al papel y lápiz, junto con fortalecer y aumentar el acceso a la conectividad en zonas más alejadas de las urbes.
Desde mi experiencia como monitor en Tic’s y Marketing Digital en adultos,aprender a usar Internet conlleva tiempo y dedicación. La necesidad no solo es promover nuevos canales de comercialización, potenciar el uso de redes, app y tecnologías, sino también de entregar competencias y facilitar que los adultos mayores puedan acceder a estas, aminorando esta brecha existente en relación a las nuevas generaciones.Es importante destacar los esfuerzos que se hacen desde el aparato público para abordar estos temas que ciertamente se avanza, destacar los esfuerzos en materia de capacitación como los de Sence, o en alianzas como las establecida por Senama y Sernac para abordar la alfabetización digital en este segmento etáreo.
En esto mismo y recientemente, Sernac informó que ha habido más de 37.000 reclamos de personas mayores de 60 años a la fecha (50% más que el año pasado), haciendo referencia a sus derechos como consumidor y habilidades digitales siendo las áreas mas cuestionadas Telecomunicaciones, sector Financiero y el Comercio Electrónico.
El tema abordado es solo una pincelada de un cambio cultural que requiere de una visión de estado a mediano y largo plazo.
Las tecnologías llegaron para quedarse y los desafíos que plantea esta nueva realidad no solo deben ser abordados desde el sector público (y que ya se hacen esfuerzos), sino también desde la academia para tener un rol activo en la formación e instalación de capacidades en sus aulas, de capacitación y vinculación con el entorno, así como de desarrollar tecnologías y programas más amigables e inclusivos con la tercera edad.
Por otro lado, el sector privado y en particular quienes abren estos espacios de comercialización on line para que consideren en sus canales de difusión digital no sólo a sus consumidores sino a sus potenciales clientes y hacerles llegar de manera más efectiva su oferta y eso incluye ciertamente, a los adultos mayores.

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